Albedo 24


                                                        © Toni F.H  2012 "Albedo 24"  Acrylic on canvas 70x50 cms

[...] El azufre corresponde a la forma elemental del fuego, el mercurio al aire y al agua, y la sal a la  tierra. Todos los maestros en alquimia que han escrito sobre la gran obra, han empleados  expresiones simbólicas y figuradas, y han debido hacerlo así, tanto para alejar a los profanos de un trabajo peligroso para ellos, cuanto para hacerse entender de los adeptos revelándoles el mundo entero de las analogías que rige el dogma único y soberano de Hermes. Así, para ellos, el oro y la plata son el rey y la reina, o la luna y el sol; el azufre, es el águila voladora; el mercurio es el andrógino alado y barbudo, subido sobre un cubo y coronado de llamas;la materia o la sal, es el dragón alado; los metales en ebullición son leones de diversos colores; por último, toda la obra, tiene por símbolos al pelícano y al fénix.El arte hermético es al mismo tiempo una religión, una filosofía y una ciencia natural. Como religión es la de los antiguos magos y de los iniciados de todos los tiempos; como filosofía pueden encontrarse los principios en la escuela de Alejandría y en las teorías de Pitágoras; como ciencia, hay que solicitar los procedimientos a Paracelso, a Nicholas Flamel y a Raymundo Lulio.La ciencia no es real más que para aquellos que admiten y comprenden la filosofía y la religión, y sus procedimientos no pueden tener éxito más que entre los adeptos que hayan llegado al soberano dominio de la voluntad y convirtiéndose en rey del mundo elemental; porque el grande agente de la operación del sol, es esa fuerza descrita en el símbolo de Hermes, de la tabla de esmeralda, es el poder mágico universal, es el motor espiritual ígneo; es el od, según los hebreos, es la luz astral, según la expresión que hemos adoptado en esta obra. Está en ella el fuego secreto, viviente y filosofal, del que todos los filósofos herméticos no hablan sino con misteriosas reservas; es el esperma universal de la que ellos han guardado el secreto y que únicamente representan bajo la figura del caduceo de Hermes. He aquí, pues, el gran arcano hermético y nosotros lo relevamos aquí por primera vez, claramente y sin figuras místicas; lo que los adeptos llaman materias muertas, son los cuerpos tal y como se hallan en la naturaleza; las materias vivas son sustancias asimiladas y magnetizadas por la ciencia y la voluntad del operador.
De modo que la obra, es algo más que una operación química; es una creación del verbo humano,
iniciado en el poder del verbo de Dios mismo.[...]E.Levy


No hay comentarios:

Publicar un comentario